martes, 31 de julio de 2007

Respirar...

Recuerdo muy vagamente su imagen. Pantalones raídos de segunda mano, gafas pasadas de moda y los dedos amarillentos a causa del tabaco. Una expresión apática permanecía en su rostro, pero jamás recordaré su mirada. Puede que sea porque nunca nos miramos, puede que fuera porque él siempre miraba al vacío. No me preocupa, nunca lo hizo, aunque empleé mis fuerzas para negar lo evidente.

Minuto tras minuto respirar se convierte en una tarea insoportable.

Madrugar, hacer la compra, la colada, bajar la basura, ver una película, ir a ese lugar de trabajo, parecer sociable sin sentir náuseas, son esas cosas a las que nunca me he podido acostumbrar.

Siempre naufrago antes de tiempo, pero finalmente resisto en el último momento. Agonizante como un pez naranja fuera del agua, siempre me salvan. Siempre lo han hecho. Alguien me coge del brazo y me lanza de nuevo mar adentro. Tan sólo puedo juntar fuerzas para llegar a la orilla y pedir otra vez socorro. Sálvame, como alguien dijo, soy un mar de curvas. Sálvame, o acabaré siendo él. Sálvame…ya no hay nada que hacer.

lunes, 30 de julio de 2007

La madriguera del gusano blanco.

Ayer hojeando viejos libros encontré en la primera página de uno, la dedicatoria que mi hermano escribió a modo de disculpa. Comenzaba como las cartas que escribía para mí en la infancia.

“Queridísima mona:
Durante la carrera, la noche antes de un examen muy importante, aunque no recuerdo ni de qué asignatura era, pusieron en la tele, de 12 a 3,30 de la madrugada, Los siete samurais de Kurosawa.

Hoy, varios años después, lo único que distingue aquel examen de tantos otros es que la noche antes, inconscientemente, supe elegir qué era lo verdaderamente importante para mí, cuáles eran los materiales que iban a resistir en mi cabeza, qué imágenes codificarían mis sueños, qué palabras formularían mis pensamientos…

Espero que de esta madriguera salgan palabras que se integren en tu mente, pensamientos que deriven en sueños e ilusiones, y constituyan así la clase que no te di.

Luis Miguel.”

Tras el paso de los años puedo decir que realmente asimilé la lección que mi hermano, el de entonces, me quiso transmitir. Y es que, es preciso leer entre líneas… Hay momentos, canciones, palabras y no lugares que tienen vida propia, se aferran a ti (muchas veces sin hacer ruido), para no dejarte nunca más.
Después de veinte días he vuelto a poner el despertador a las nueve en punto de la mañana.
El agua caliente que se acaba, no tengo qué ponerme y no hay nada para desayunar.
Vuelvo a esos días en los que cinco minutos son cruciales para tomar un café en el bar de al lado.
Vuelvo a esos días en los que la cotidianidad me ensucia las manos de gris y se empolvan mis esperanzas en algún lugar de mi cabeza.
Yo sin embargo sonrío con expresión de plástico y digo: Buenos días, ¿le puedo ayudar en algo?

viernes, 27 de julio de 2007

Hoy voy a ver a Kid Chocolate...hay veces que lo bordas y veces que lo tiras por la borda.

jueves, 26 de julio de 2007

Vómitos

Hoy no hay nada que decir.
Una montaña rusa, un día arriba, otro abajo. Sin motivo aparente, sin respiros…
Con la angustia en la boca del estómago. Creo que voy a vomitar… Vomito mi asco hacia las actitudes impuestas y las poses de segunda fila. Vomito mis envidias y mi frustración. Vomito mis deseos de dormir acompañada en la noche del jueves. Vomito el odio que me provocan las miradas lascivas de borracho reprimido. Vomito mi impotencia, mis esperanzas y miedos.
Vomito desolación.

miércoles, 25 de julio de 2007

Malasaña

Miro a través de la ventana y el barrio sin lugar a dudas va a explotar en un centenar de colores. El verde-hoja-de-árbol no puede disimular su orgullo y el rojo-pelota-de-playa está muy seguro de ello.
Los habitantes tienen grandes ocupaciones, el camarero del bar de la esquina está esperando clientes. Los clientes en los veladores beben sus cervezas heladas mientras comentan la indumentaria de la chica de amarillo.
Las ancianas en los bancos ven a los nietos jugar y ellos, con la rigurosidad de un matemático, se sumergen en los juegos de nuestra infancia.
Malasaña es el murmullo de la gente, el sonido de las motos y el florista de la esquina.
A lo lejos, de cuando en cuando, se lamenta un saxofón.

martes, 24 de julio de 2007

Viaje en globo

Bebí tanta casera que cuando salí del bar comencé a elevarme como un globo.
Emprendí un viaje por los diferentes barrios de Madrid, estudiando sus gentes y costumbres, reparando en la necesidad de la masa de parecer únicos e irremplazables. Ilusos, no saben que desde las alturas sólo parecen un rebaño sin pastor.

lunes, 23 de julio de 2007

Pronombres de primera persona en singular

Mensaje recibido.
Veinte de julio de dos mil siete. Diez cero uno a.m.
Tu pareja ha abandonado vodafone, por lo que ya no tienes “a dos”. Recuerda que ya puedes formar un nuevo “a dos”.

Es irremediable, el mundo está pensado para convivir a dúo.
Los menús, las tarifas de teléfono, las raciones de paella, los precios de los estudios en alquiler…
¿Y qué fue de las porciones monodosis?
El terror de encontrarme ante mí. “Mí, me, conmigo…” Pronombres de primera persona en singular.
Y el teléfono lo cortaron. Pánico de escucharme, depender de mí y sobre todo de si hay algún otro que busque compañía.
Soy la yonqui de los abrazos en la oscuridad.
Vivo en la eterna mendicidad de los besos sobrantes. De las limosnas de las palabras pronunciadas como en un descuido.
Una amiga y una taza de café.
Es mucho más sencillo habitar los silencios de redonda compartidos.
Sin embargo, los silencios en el sofá se producen incómoda e inexorablemente a contratiempo.
Los soliloquios duran una décima de segundo y se agotan en lo que tarda en apagarse una cerilla.
El giro inalterable de las aspas del ventilador colgante pone en manifiesto mi denso vacío.
Realidad de sucesos enlatados. Esterilidad ante las hojas en blanco de un estúpido cuaderno.