viernes, 24 de agosto de 2007

Cinicus

Cerré la llave del gas, pero la llama del fogón creció y así me dijo:
"No temas hijo mío, que es sólo para una encuesta; ¿Está su señora?

jueves, 23 de agosto de 2007

Recortes...

Las tres de la tarde es buena hora para despertar. La tele lleva toda la noche encendida sin sonido y el espejo roto muestra unos ojos embadurnados de rímel.
Hay un mensaje en el móvil.
Dice que tiene que largarse. Recoge la ropa desparramada por la habitación y la guarda a toda prisa en la maleta.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Mantener en lugar seco.

Le gusta respirar el aroma que desprende su taza de café.
Instantáneamente pasea la vista por las cajas de aburrido color pardo que contienen escenas estancadas en su memoria.
Parcelas de su vida ordenadas por orden alfabético, sin pizca de compasión.

sábado, 18 de agosto de 2007

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él."
Jonathan Swift (1667-1745)

jueves, 16 de agosto de 2007

Soltera y sola...

Una vez dibujó para mí dos flores violetas en un cuaderno a rayas.
Era una de esas personas a las que se les trasparenta la tristeza en las sonrisas. De las que tienden a la amargura y el paso de los años agudiza aún más esa inclinación. De las que tiran los recuerdos de juventud a la basura y rompen fotografías de viejas glorias.
“Soltera y sola en la vida, por una mala partida…” Su timbre de voz cantando esa antigua canción viene a mi memoria en muchas sobremesas. Ella era las tardes. Merendando café con tostadas mientras veía los programas de prensa rosa, riñendo conmigo por tonterías, añorando la vista de años atrás para volver a leer una de las novelas que tanto le habían gustado.
Amelia, cuando ya no había nada que hacer, comiendo gusanitos rojos de esos que siempre sobran en las fiestas de cumpleaños infantiles.
Amelia, que no fue soltera y por supuesto jamás estuvo sola.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Recortes

Miraba ensimismado las gotas que se estrellaban contra el cristal…A lo lejos una pareja despistada corría hacia el portal más cercano.

Recortes.

El ambiente era pesado y oscuro. El hueco que separaba las dos puertas era una ventana para poder respirar. Él dijo que había llamado por lo menos veinte veces. A ella no le extrañó, en aquel espacio términos como cobertura no existían.

jueves, 9 de agosto de 2007

Sin enchufes...

Vivo siempre con problemas de batería, enganchada a cables. Sin tiempo para más.

miércoles, 8 de agosto de 2007

La maté porque era mía, tango.

En las escaleras de la parte de atrás sostiene con sus manos heladas el vaso de plástico; está rememorando otros tiempos.

Recuerda aquellas tardes a golpe de café y tostadas con mantequilla.
La vieja Olivetti que vino de Cuba y el sonido de las teclas. José Pérez Alonso, José Pérez Alonso, José Pérez Alonso…Y un sello en las manos curtidas por la experiencia.

Relojes de bolsillo, fotografías veladas por miles de kilómetros. Zeppelines y uniformes de soldado. Un mapa garabateado en el interior de una maleta que en cualquier momento podría salir del armario.

Es inevitable, el olor intenso del café consigue traer al presente días de quinielas y conservatorios de música.

martes, 7 de agosto de 2007

Recordando, veintiocho de octubre de dos mil cinco.

Se decía a sí misma; “incompatibilidad de caracteres”, y lo repetía sin cesar mientras atravesaba las calles estrechas de aquella ciudad absurda.
Incompatibilidad de caracteres, decía en voz alta entrando en el profundo y maloliente portal.
Sin cobertura, sin saldo, fuera de servicio, y al fondo la puerta, oscura…severa.
Camina por el pasillo con la misma frase fija en su cabeza.
Clicks de ratón y camas deshechas, se quita la ropa, se coloca el disfraz.
Fuera de red, o sólo llamadas de menos de un minuto al destino solicitado.
Comunicando, o no disponible.

lunes, 6 de agosto de 2007

Lunes, seis de agosto.

Los números del calendario se suceden unos tras otros como el goteo incansable de un grifo mal cerrado.
El trabajo en la mañana, la tarde, la noche, una sucesión infinita y homogénea de horas condenadas.
Una cotidianidad con cicatrices
.

domingo, 5 de agosto de 2007

Apunte callejero

En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos
senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido
de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En un
quinto piso alguien se crucifica al abrir de par en par una
ventana.
Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes,
que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno
que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre
sobre la vereda...
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de
pronto, se arroja sobre las ruedas de un tranvía.
Oliverio Girondo

sábado, 4 de agosto de 2007

Muerte al goretex...

El día a día transcurre inmerso en un pozo de profunda mediocridad.
Una cotidianidad absurda en la que goretex, teflón y windstopper son los materiales que tejen la red transparente que me atrapa, asfixia y cercena los sueños.

Soy un personaje gris en un escenario de cartón piedra. La dependienta de segunda y la camarera de tercera fila. La niña triste que no sabe calcular la talla de pantalón del caballero.
¿Me saca una camisa de mi talla? ¿Cuál es su talla? Ni idea, ¿si no lo sabes tú?

Paseo entre cajas de cartón mi frustración, la impotencia de vivir en el universo paralelo de mis escasos deseos. Introduzco con cuidado en bolsas de plástico lo que me queda de energía.

Muchas gracias, señorita. Gracias a usted, que pase un buen día.

viernes, 3 de agosto de 2007

Eva, cazadora de recuerdos.

¿Nunca has pensado adónde van los recuerdos cuando se olvidan?

La mayor parte al Gran Vertedero, pero muchos otros son cazados. La culpable es Eva, coleccionista de recuerdos.

Eva se dedica a perseguirlos, anda todo el día con una bolsa negra en el bolso, está alerta ante cualquier “rareza” para incluirla en su ya interminable colección.

Se dice por ahí que tiene un almacén inmenso repleto de galerías. Trata las piezas con mucho cuidado, las examina, las clasifica y etiqueta con extrema minuciosidad, después las encierra en cajas negras con mirillas al exterior, para observarlas siempre que quiera.

Eva es la gran solitaria. Al nacer su padre le robó la capacidad para rememorar vivencias, de modo que nunca ha poseído recuerdos propios. Por eso recolecta los que la gente ya no quiere. Por las noches deambula por su particular museo, habitando vidas de otros, saboreando instantes que ya nadie más podrá recordar.
Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi,
cruzo la desmedida realidad
de febrero por verte,
el mundo transitorio que me ofrece
un asiento de atrás,
su refugiada bóveda de sueños,
luces intermitentes como conversaciones,
letreros encendidos en la brisa,
que no son el destino,
pero que están escritos encima de nosotros.

Ya sé que tus palabras no tendrán
ese tono lujoso, que los aires
inquietos de tu pelo
guardarán la nostalgia artificial
del sótano sin luz donde me esperas,
y que, por fin, mañana
al despertarte,
entre olvidos a medias y detalles
sacados de contexto,
tendrás piedad o miedo de ti misma,
vergüenza o dignidad, incertidumbre
y acaso el lujurioso malestar,
el golpe que nos dejan
las historias contadas una noche de insomnio.


Pero también sabemos que sería
peor y más costoso
llevárselas a casa,
no esconder su cadáver
en el humo de un bar.

Yo vengo sin idiomas desde mi soledad,
y sin idiomas voy hacia la tuya.
No hay nada que decir,
pero supongo
que hablaremos desnudos sobre esto,
algo después, quitándole importancia,
avivando los ritmos del pasado,
las cosas que están lejos
y que ya no nos duelen.

Luis García Montero.

jueves, 2 de agosto de 2007

Existe un sofá en donde logro descansar.

Anoche, después de mucho tiempo, conseguí descansar.
Las horas transcurren despacio y como sin importancia en el sofá beige. No existen los teléfonos móviles ni los horarios impuestos.
En la televisión se repiten sin cesar las mismas noticias, los mismos absurdos anuncios de teletienda…Se instalan en mi sueño como un pequeño metrónomo…Respirar por unas horas vuelve a convertirse en un acto automático…caigo lentamente, me duermo, desaparezco. Luego, sin lugar a dudas, vendrá a juntarse conmigo en la más absoluta tranquilidad. Sin barreras, sin obstáculos.