Elisa, a golpe de realidad, con el dolor de pecho que esos golpes conllevan, tuvo que olvidar aquellas noches interminables de abrazos inconclusos, las copas y los besos de después. Elisa trata de desalojar los espacios que habitó sólo por instantes…Qué complicado es hacer las maletas cuando ni siquiera hay equipaje.
1 comentario:
Buena paradoja, triste, pero real.
Lo bueno es que sabe, porque lo sabe, que no viaja sola.
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