lunes, 22 de octubre de 2007

De saldo.

Estoy dentro de un vestido que sienta mal. Uno de esos de saldo, estridentes y de mal gusto.
No tengo otra cosa que ponerme, soy incapaz de hacer arreglos y no hay sastre que los haga.
Atrapada dentro de mí. Me doy a la fuga y es imposible escapar, me caigo, me ensucio. Se desgarra el vestido, pero es imposible desprenderse de él. Repugnante, detestable, lo daría todo por no tener que volver a mirarlo.

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