viernes, 3 de agosto de 2007

Eva, cazadora de recuerdos.

¿Nunca has pensado adónde van los recuerdos cuando se olvidan?

La mayor parte al Gran Vertedero, pero muchos otros son cazados. La culpable es Eva, coleccionista de recuerdos.

Eva se dedica a perseguirlos, anda todo el día con una bolsa negra en el bolso, está alerta ante cualquier “rareza” para incluirla en su ya interminable colección.

Se dice por ahí que tiene un almacén inmenso repleto de galerías. Trata las piezas con mucho cuidado, las examina, las clasifica y etiqueta con extrema minuciosidad, después las encierra en cajas negras con mirillas al exterior, para observarlas siempre que quiera.

Eva es la gran solitaria. Al nacer su padre le robó la capacidad para rememorar vivencias, de modo que nunca ha poseído recuerdos propios. Por eso recolecta los que la gente ya no quiere. Por las noches deambula por su particular museo, habitando vidas de otros, saboreando instantes que ya nadie más podrá recordar.

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