sábado, 4 de agosto de 2007

Muerte al goretex...

El día a día transcurre inmerso en un pozo de profunda mediocridad.
Una cotidianidad absurda en la que goretex, teflón y windstopper son los materiales que tejen la red transparente que me atrapa, asfixia y cercena los sueños.

Soy un personaje gris en un escenario de cartón piedra. La dependienta de segunda y la camarera de tercera fila. La niña triste que no sabe calcular la talla de pantalón del caballero.
¿Me saca una camisa de mi talla? ¿Cuál es su talla? Ni idea, ¿si no lo sabes tú?

Paseo entre cajas de cartón mi frustración, la impotencia de vivir en el universo paralelo de mis escasos deseos. Introduzco con cuidado en bolsas de plástico lo que me queda de energía.

Muchas gracias, señorita. Gracias a usted, que pase un buen día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres la niña triste, la mediocre camarera de tercera fila, la dependienta de segunda fila, la yonqui de los abrazos de la noche, el agonizante pez naranja fuera del agua, la mendiga de besos sobrantes y la que vomita desolación.

Como sigas así vas a ser la peripatética de primera fila. No sé muy bien si recuerdas a más a un triste Calimero lastimoso o a las "Historias del Kronen", o a los absurdos personajes de una estúpida "Báilame el agua", a las "generaciones X" de más de una década, o simplemente a alguien que quiere quejarse por algún motivo sin saber muy bien ni cómo ni por qué.

Recuerdas ecos, en definitiva. Lo malo es que son sentimientos tan trivialmente poetizados como releidos en otros lugares, quizá ya demasiados. Me temo incapaz de sentir empatía.

Anónimo dijo...

A mí me parece que expresa poéticamente estados de ánimo de vivencias personales, y que todos podemos sentir en ocasiones estados similares. Eso es lo que hace interesante su lectura y además la manera de decirlo es más que sugerente. Cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad puede evocar aquí un universo de sentidos en su día a día. Y eso es poesía. Quien no sienta nada no tiene capacidad de interpretación poética.