martes, 8 de enero de 2008

Las resacas siempre me llenan de frío. De un frío ya muy conocido y que llega hasta los huesos. Es maravilloso despertar sin haber dado la vuelta al marcador, mirando alrededor y sin encontrar cadáveres de distintas especies.
Es una sensación agradable saber que no has de recoger tu dignidad del cubo de basura más cercano, porque puede que ni siquiera aparezca. A veces ocurre.
Despertar con toda tu ropa en el armario, aunque puede que con alguna que otra pedrada de más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola soy gabri siento si el otro dia dije algo que te ofendiese o montase el show,pero ya sabes que el alcohol es traicionero y a veces es mejor meterse la lengua en el culo,jeej