lunes, 23 de julio de 2007

Pronombres de primera persona en singular

Mensaje recibido.
Veinte de julio de dos mil siete. Diez cero uno a.m.
Tu pareja ha abandonado vodafone, por lo que ya no tienes “a dos”. Recuerda que ya puedes formar un nuevo “a dos”.

Es irremediable, el mundo está pensado para convivir a dúo.
Los menús, las tarifas de teléfono, las raciones de paella, los precios de los estudios en alquiler…
¿Y qué fue de las porciones monodosis?
El terror de encontrarme ante mí. “Mí, me, conmigo…” Pronombres de primera persona en singular.
Y el teléfono lo cortaron. Pánico de escucharme, depender de mí y sobre todo de si hay algún otro que busque compañía.
Soy la yonqui de los abrazos en la oscuridad.
Vivo en la eterna mendicidad de los besos sobrantes. De las limosnas de las palabras pronunciadas como en un descuido.
Una amiga y una taza de café.
Es mucho más sencillo habitar los silencios de redonda compartidos.
Sin embargo, los silencios en el sofá se producen incómoda e inexorablemente a contratiempo.
Los soliloquios duran una décima de segundo y se agotan en lo que tarda en apagarse una cerilla.
El giro inalterable de las aspas del ventilador colgante pone en manifiesto mi denso vacío.
Realidad de sucesos enlatados. Esterilidad ante las hojas en blanco de un estúpido cuaderno.

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